Origen y Secuelas de las Adicciones
Origen.
Nunca se ha sabido con exactitud cuál es el verdadero origen de las adicciones, sin embargo, mucho tiene que ver los efectos que causan las drogas en el individuo, la presión social, el sufrimiento emocional, la ansiedad, la depresión o el estrés. La gran mayoría de las personas que sufren los problemas de adicciones tienen depresión, ansiedad o sufren algún déficit de atención, una vida llena de estrés y un autoestima normalmente bajo.
Los niños pequeños que crecen viendo a sus padres y/o seres queridos consumiendo drogas tienen un alto índice de probabilidad de ser consumidores más adelante en su vida tanto por el ambiente que los rodea como por los mismos genes.
Entre las sustancias más comúnmente consumidas se encuentran:
- Opiáceos y narcóticos calmantes como la heroína, el opio y la codeína.
Estimulantes como cocaína y anfetaminas.
Depresivos como el alcohol y barbitúricos.
El LSD y la mescalina.
La marihuana.
Hay varias etapas con las que podemos identificar qué tan adicto se ha vuelto la persona.
Consumo experimental: Uso recreativo. El consumidor puede disfrutar del hecho de desafiar a sus padres o alguna otra figura de autoridad.
Consumo regular: Comienza a mostrar cada vez menos interés en sus responsabilidades, su preocupación es tener la droga que consume. Puede cambiar sus amistades por gente que sea igual de consumidor.
Consumidor problemático o riesgoso: El consumidor pierde cualquier motivación, piensa más en su consumo que en cualquier otra cosa, se vuelve reservado. Incluso aquí puede entrar al negocio de la venta con tal de sustentar sus drogas.
Adicción total. Se ha vuelto 100% dependiente. No puede enfrentar la vida sin droga, su estado físico empeora mientras el consumidor niega totalmente sus problemas. Puede romper lazos con sus familiares y amigos.
Secuelas.
Los científicos han desarrollado en los últimos años estudios detallados de cómo la adicción interrumpe las vías y los procesos que subyacen al deseo, la formación de hábitos, el placer, el aprendizaje, la regulación emocional y la cognición, después de pasar décadas investigando los cerebros de animales de laboratorio amantes de la droga y escaneando el cerebro de voluntarios humanos.
La adicción causa cientos de cambios en la anatomía del cerebro, la química y la señalización de célula a célula, incluso en las brechas entre las neuronas llamadas sinapsis, que son la maquinaria molecular para el aprendizaje. Aprovechando la maravillosa plasticidad del cerebro, la adicción remodela circuitos neuronales para asignar valor supremo a la cocaína o a la heroína a expensas de otros intereses como la salud, el trabajo, la familia o la vida misma.
El doctor Gabriel Persi, jefe del Área de Enfermedades Cerebrovasculares del Instituto de Neurociencias de Buenos Aires (INEBA), explicó cómo opera la adicción en el cerebro de una persona, más allá de que sea una droga dura, blanda, el alcohol o el cigarrillo.
"Hay un efecto del sistema de recompensa, donde el paciente obtiene un beneficio por el uso de la sustancia. Luego eso se vuelve indispensable y necesario para vivir. A esa conducta, se le agregan otros fenómenos adversos que se combinan por efecto de la droga. Todo esto se establece también en un ambiente social que es parte del problema. El entorno social acompaña el deterioro de la persona. Ese entorno te lleva a la droga o la droga al entorno. Es una relación directa, en donde no se puede separar el medio social", precisó Persi.
El doctor Salvador Guinjoan, también apuntó cuál es el primer cambio notorio de una persona adicta: los circuitos cerebrales de recompensa.
"Se la llama neurotransmisión dopaminérgica y consiste en que la droga va sustituyendo las recompensas naturales del organismo, como pueden ser la comida o las relaciones sexuales. La droga, el cigarrillo o el alcohol puentean las funciones y utilizan el mismo mecanismo para hallar una sensación de placer en el cuerpo", señaló Guinjoan y remarcó que "las personas que desarrollan una adicción, van desarrollando el concepto de tolerancia en su organismo, por lo que van a necesitar cada vez más droga o el cambio a otra más fuerte, ya que el efecto de una cantidad pautada o tipo de estupefaciente ya probado, no va a a alcanzar para llegar al placer".
"Las personas que consumen drogas tienen un patrón de comportamiento muy variado. Desde acciones sutiles, que tal vez no son perceptibles, hasta situaciones marcadas que muestran un deterioro evidente. Respuestas a veces retraídas o por el contrario, más extrovertidas y hasta violentas. Depende del tipo de droga que se consume y también de la personalidad del individuo", señaló Persi.
Según el especialista, estos cambios de conducta comienzan a generar un deterioro a las relaciones sociales de esas personas. De repente tienen problemas de pareja o con la familia. Tienen conflictos en la escuela, colegio o hasta laborales de más grande. Y cambian los vínculos afectivos. Cambia su entorno y todo se deteriora.
Guinjoan puntualizó los casos de los adictos que pasan de una droga a otra, como por ejemplo los que consumen marihuana y luego saltan a la cocaína. "Eso lo llamamos problema médico. La persona que una vez comienza a consumir y no puede parar, está genéticamente determinada a tener ese comportamiento, a diferencia del que sí puede detenerse y no pasar a otras drogas más duras. En el primer caso se trata de personas con genes diferentes, con diferentes tipos de receptores químicos y respuestas neuronales".
Bibliografía.
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